Echo de menos
esas nubes grises,
que se acercan,
cargadas de melancolía.
Ir a buscarte al trabajo,
mientras escucho
el palpitar de mil gotas
sobre mi cabeza,
también lo echo de menos.
Hace tiempo que no siento
el titileo de la lluvia
en un cristal que tiembla
entre agua y vaho.
Echo de menos la lluvia
sobre tu cuerpo
y el mío.

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