A veces, fuego.
Te desatas.
Arrasas con todo cuando creía a salvo,
me desnudas
y quemas mi piel con esos besos que no dejan marca.
A veces, agua.
Me atrapas
en un abrazo infinito que me deja sin aire.
Burbuja que resbalas por mi piel,
subes por mi pecho
y estallas
de placer
en mi boca.
A veces… Nada.
Escondes en tus ojos
el origen de todo cuanto soy
y guardas en tus labios
el sentido de cada una de mis palabras.
A veces, y solo a veces, Tú.
Tan eterna
como cualquiera de esos suspiros
que llevan tu nombre.
Tan única
como el sin sentido que siempre me lleva a ti.
Tan fugaz
como cada uno de esos instantes en los que te escribo.
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