Esta noche el cielo se oscurece conforme pasan las horas.
Se evapora su luz plateada
como bruma que se disipa sobre el mar,
las diminutas motas lejanas de luz incandescente
se encogen, asustadas,
y dejan de emitir ese titileo constante que ponía música al firmamento.
Un estruendo lo ilumina todo
y hace vibrar el pasado en mi pecho.
Diluye tu voz en el viento
y me hace creer que me llamas.
Se quiebra el cielo sobre mis ojos
y cae bañando todo cuando pisan mis pies.
El fino polvo sideral lo cubre todo
absorbe los colores
de las cosas
y los torna negros.
Silencio.
Vuelve a iluminarse el cielo.
Un rayo, quizás, haya rasgado la montaña.
Vuelvo a escuchar una voz
pero no es la tuya.
Ahora pienso que tampoco lo ha sido nunca.
Silencio.
Deja una respuesta