En este artículo vamos a ver los errores más frecuentes a la hora de escribir con un narrador en primera persona.
1. Creer que es omnipresente
Un narrador en primera persona suele ser el protagonista de la novela y es él el que cuenta, desde su punto de vista, lo que ha sucedido o va sucediendo en la historia; por tanto, la información que tengamos será la que este personaje pueda ver y oír. En las escenas que no sea testigo directo, no podrá saber lo que ha ocurrido.
Es muy común que al escribir nos olvidemos de que nosotros no somos quienes contamos la historia. Vale, somos los autores y es obvio que conocemos de antemano todo lo que nuestro protagonista va a vivir, pensar, incluso todo lo que sucede a su alrededor aunque él no esté presente; pero si decidimos usar un narrador en primera persona, debemos dejar que sea este personaje o el que decidamos nosotros, que exponga los hechos según cómo los haya vivido o los esté viviendo.
Tampoco podrá saber lo que piensan los demás personajes, salvo que estos se lo cuenten, tan solo podrá figurárselo dependiendo de la situación en la que se encuentren; así que no cometáis el error de que vuestro narrador en primera persona practique la telepatía si no es un superhéroe o un mago y esté justificada dicha capacidad.
2. El tiempo en el que narra la historia
Por lo general, el narrador en primera persona cuenta los hechos en pasado, pues así, al haber concluido ya la historia, dispone de todos los datos para poder narrarla.
Con géneros literarios como el romántico, esta técnica puede funcionar bastante bien, sin embargo, cuando escribimos otros como acción o suspense, utilizar un narrador en primera persona que nos cuente la historia en pasado puede hacer que la tensión o el misterio disminuyan, pues el lector sabe desde el principio que el personaje que está narrando los hechos consiguió sobrevivir o resolver el problema que tenía. Por eso lo que podemos hacer en estos casos es que nuestro protagonista vaya contando el relato en presente; de esa manera, vivimos en tiempo real lo mismo que él.
Otra opción es conseguir que la tensión recaiga sobre un personaje cercano a él; por ejemplo que un amigo o un familiar esté en peligro. Así, hasta el final, el lector no sabrá el desenlace de dicho personaje.
También podemos hacer que nuestro protagonista haya dejado un manuscrito, un email, etc. con los hechos y sea otro personaje quien lo lea. De esa forma el lector no podrá saber si el documento se interrumpe en alguna parte y conseguiremos mantener la tensión.
Un libro escrito es primera persona y en presente es Hambre de Knut Hamsum.
3. Retener información
El narrador en primera persona conoce lo que ha sucedido de principio a fin, por lo que puede elegir lo que va contando en cada momento. Un buen truco es que vaya narrando los hechos según le sucedieron, aunque puede optar por callarse alguna información relevante y desvelarla al final para impresionar al lector.
Esto nos obliga a prestar mucha atención al orden cronológico de la novela y a pensar en qué momento es mejor revelar un dato concreto.
Si decidís que vuestro narrador en primera persona exponga la información conforme le va sucediendo, no puede saber lo que va a ocurrir en un futuro, ni siquiera muy próximo. Os pongo un ejemplo: si el personaje está contando la historia en presente y sale a trabajar ahora, a las 7 a.m., no puede saber que el tren que debe coger en la estación a las 7:15 a.m. va a estar estropeado; así que no adelantéis informaciones de este tipo.
4. Poco o mucho drama
Escribir escenas dramáticas con un narrador en primera persona puede llevarnos a que el personaje que se está viendo o se ha visto en esa situación se deje llevar demasiado por sus sentimientos y emociones y a la hora de relatar los hechos lo haga de una manera desordenada que perjudique la escena.
Otro error en un caso así es que el personaje sea demasiado frío y no resulte creíble que cuente un hecho dramático de una manera tan objetiva y racional; así que debemos lograr un equilibrio. Para ello podemos intentar alternar lo que sintió en el momento en que vivía dicha situación con sus reflexiones a posteriori. Igual que nos ocurre en la vida real, que vemos las cosas con perspectiva después de un tiempo.
Deja una respuesta