No es común que necesite un abrazo.
Sin embargo,
cuando lo necesito,
no me vale un abrazo cualquiera.
Es como cuando te apetece comer algo
y tienes muy claro si será dulce,
salado o amargo.
También
es como cuando quieres un beso
y se te hace más lindo si sabe a fresa o a limón.
Yo prefiero los besos
con tu sabor a café o a cerveza.
Son los mejores.
Así,
cuando necesito un abrazo,
no me vale un abrazo cualquiera.
Necesito tu abrazo.
Ese que me aprieta lo justo
y me hace enredar mis dedos en tu pelo
casi sin quererlo.
Ese abrazo que me haga sentir tu piel
muy cerca de mi piel.
Ese abrazo que me atrape en tu perfume.
Ese abrazo que culmina en tus besos.
Y cuando no tengo tu abrazo…
No sé qué hacer
porque no me vale un abrazo cualquiera.
Responder a Antonio J. Ramírez Pedrosa Cancelar la respuesta