Acabas de salir por la puerta
y la quietud inunda nuestro hogar.
Dejas tras de ti el silencioso perfume
de tu cuerpo,
las huellas calladas de tus pies
descalzos
en el suelo frío,
el eco de tu voz y de tu risa.
Respiro tu silencio.
Parece que aún estás conmigo,
a mi lado.