Yo, que me miro al espejo
intentando reconocer en mis ojos
aquel brillo que viste tú en ellos.
Ya no me reconozco.
Se me escapan
el tiempo
y los sueños fingidos
en esos ojos vacíos
que me miran
desde ese mundo
de simetrías imposibles.
Se me escapa el aliento
en un suspiro
que añora la magia
de un susurro lejano.
¿Sabes
que leo todos tus versos
en voz alta
con la ilusión de convertir
mi voz
en tu voz?
Y…
¿Sabes qué hay más mágico
que leerte en voz alta?
Ese breve instante
en el que mis manos
casi rozan tu piel.
El escalofrío que me recorre:
eso es magia.
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