Eres mi botón rojo,
mi salida de emergencia,
un respiro.
Eres mi paracaídas y
a pesar de que sé
que debo llevarte abrazada
a mi espalda
me muero de ganas
de saltar sobre ti.
Eres como ese salvavidas
naranja
que tuve de crío
y con el que nunca aprendí a nadar.
Eres tres cervezas,
tres besos
y tres cervezas más.
Eres las palabras
que nunca te digo,
mis sujetos omitidos,
mis puntos y aparte,
un susurro que me eriza la piel
y una canción de Joaquín Sabina.
Eres esa escalera de fantasía
que pretende llevarme
a la luna
pero que siempre me incita a saltar.
Eres un quiero y no puedo,
un grito melancólico
y una sonrisa traviesa.
Los abrazos infinitos.
Las conversaciones a medias.
Los sueños fingidos.
Los poemas que me lees en voz alta.
Los libros que compartimos.
Y las risas sin motivo.
Y los paseos improvisados.
Y casi todos mis suspiros.
Todo lo demás,
me lo guardo para mí.
Así
solo yo sabré quién eres.
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