Me estremecen tus parpadeos lentos,
el diminuto hueco que dejas entre tus labios
cuando posas la mirada en los míos
y el dulce perfume de tu pelo sobre mi piel.
Abrazarte,
así tumbados,
sobre la cama
es como abrazar mil flores.
Y besarte,
lento,
es tan tierno
como esa onza de chocolate
que siempre dejas flotar
en la espuma del café.
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