Cuando una buena amiga en la que confías te recomienda una novela es como si te hiciera un regalo. Eso me pasó a mí hace unos días con Yeguas exhaustas (publicada por la editorial Pepitas de Calabaza), de Bibiana Collado. Mi amiga Paqui, que además de amiga es amiga escritora, me habló de ella. Bueno, en realidad le pregunté yo después de ver su reseña en Instagram, y cuando escuché lo que me decía, además de haber leído lo que había escrito, ni me lo pensé, empecé a leer y ¡madre mía!
Puedo comenzar diciendo que no he leído nunca nada parecido. Y solo por eso a mí ya me tiene ganada. La narración me atrapó, su forma de contar también, y lo que contaba, por supuesto. Porque la novela trata temas que no se suelen tratar en literatura. Y por todo esto hoy te la quiero recomendar. Para ello te hablaré del libro y contaré lo que sé de Bibiana.
En Yeguas exhaustas la protagonista va dejando ver los traumas que ha ido acumulando a lo largo de la vida, desde su infancia hasta la actualidad, y todo ello parte, como es lógico, de la familia en la que ha nacido.
Triz realiza una crítica al clasismo con el punto de vista de ‘las de abajo’ en la que encontramos experiencias comunes de esos que trabajan cada día de su vida porque no pueden no hacerlo, los que no descansan, y en el caso de las mujeres hasta con todo el dolor del mundo, como con el dolor de la regla, porque es lo que toca, porque así son las cosas, porque el sufrimiento es digno y lo llevamos bien interiorizado como mujeres, y eso te hace no ver, no percibir, no creerte lo que sucede en realidad, hasta un maltrato en una pareja. La novela es una especie de diario, pero más allá, una narración costumbrista que emociona y remueve bien adentro.
Encontramos también el tema de la lengua (valenciano) atravesada por la idea de clase; y la música, la cultura, con una inevitable sensación de inferioridad perenne. La música como trauma, por no llegar a conocer lo que una debería conocer, todo apoyado por ese maltratador que se proclama víctima y la examina sobre cantantes y grupos, me ha parecido un tema que se trata de forma cercana, certera y dolorosísima. La música y su visión de clase sobre autores, canciones y géneros es fundamental en la novela y nos enseña muchos detalles que, tal vez, hallamos pasado por alto en nuestro día a día.
Quizá hoy cabría preguntarse por qué Rosalía versionando a Los Chichos es un genio y Estopa cantando El del medio de Los Chichos eran chicos de barrio. ¿Alguien acusó a Estopa de apropiacionismo cultural?
Yeguas Exhaustas
No es esta una novela con una historia dulce, idílica, ni mucho menos, aunque sí que despierta alguna sonrisa al reconocer vivencias propias, recuerdos de experiencias con amigas, íntimas, al entender a Bibiana o a Triz tan bien. Es posible que te olvides de que estás leyendo y creas que una amiga está contándote lo que sucede y hacer esto con las letras no es sencillo.
Mención aparte merece las reflexiones sobre el cuerpo…
He visto mujeres consolarse tras traumáticas rupturas emocionales o duelos porque, al menos, el malestar les había hecho perder peso. He visto a mujeres sonreír teniendo un fortísimo virus estomacal porque así rebajarían algo. Esas mujeres no eran anoréxicas ni bulímicas: éramos nosotras.
Yeguas exhaustas
Sobre Bibiana, sabemos que es profesora de lengua y literatura como su protagonista y que, aunque esta es su primera novela, no se estrena con ella en la publicación, ya que tiene a sus espaldas varios poemarios. A mí me ha enamorado su forma de escribir, y creo que hacía meses que no me quedaba con una sensación tan amarga al terminar una lectura y eso me gusta. Bravo por ella.

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