También estoy aprendiendo a gestionarme emocionalmente.
Cuando comencé a exponerme en redes sociales, no tenía ni idea hacia dónde iba a llegar, a si iba a cumplir lo que quería cumplir, o incluso, si en realidad, tenía algún propósito o solo era una ilusión. Sin embargo, todo cambió en 2020, el año que vio la luz mi primer poemario en físico y en este artículo, vamos a hablar de la gestión emocional ante los bloqueos y saturaciones cuando emprendemos nuevos caminos que desconocemos por completo.
En 2020, firmé un contrato editorial y me embarqué en la aventura que, desde pequeña soñaba, sin tener ni idea, sin tener contactos, sin tener un sitio seguro, hasta que, con el tiempo, aprendí que mi sitio seguro soy yo, y si yo no podía estar en equilibrio, todo se vendría abajo en cuestión de segundos. Ese año, marcó un antes y un después, porque, a pesar de empezar casi desde cero, descubrí que en mi poder estaba asentar unas bases y poco a poco, seguir buceando en ese universo nuevo que se abría y expandía.
Una vez te lanzas al mercado editorial, no dejas de aprender día a día. Todos esos huecos se llenan de conocimientos, de estrategias, de posicionarte, de ver cómo se mueve todo este entramado de editoriales, librerías, plataformas digitales y redes sociales. Entras en un mundo infinito y tienes que hacerte un espacio. Cometí y sigo cometiendo errores, pero también se pueden sacar provecho.
Paralelamente, aprecias las injusticias, las estafas y la competencia, y si no hay buena gestión, te puedes llegar a despegar emocionalmente de tu trabajo, o por otras causas comunes. He visto a compañeros saturados, agobiados, indecisos, y entre todos, también hemos creado esa red de apoyo que es tan necesaria. Aunque ahí, también me incluyo, porque también me despegué cuando me di cuenta que no solo me habían estafado una vez, sino dos veces. Lo recuerdo como uno de los momentos más duros: me dejé a la deriva y desconocía por completo lo que había hecho, desmereciendo lo logrado.
Esta crisis emocional, supuso un cambio radical a mi actitud porque me pregunté cómo iba a enfrentarme ahora, qué iba a hacer porque sabía que mi trabajo no era malo, era sentido y con mucho cariño. La transformación duró los meses del máster, me desvinculé por completo para centrarme en los estudios y en las oposiciones. El respiro fue tan necesario que supuso una ruptura con todo lo anterior, porque tomé la decisión de autopublicar, de darme las alas y aplicar todo lo aprendido con las editoriales para darme una nueva vida que realmente necesitaba.
Gracias a ello, he aprendido mis ritmos, mis tiempos y a darme mi espacio.
Al final, todo no es vender, porque quizás, para mí, lo más importante es que tú estés bien, que estés en calma, que sientas que el trabajo está bien hecho, en consonancia a lo que manifiestas y haces, y, ante todo, respirar es tan necesario como trabajar cada día para dar lo mejor de nosotros mismos. Y si no se da siempre lo mejor de cada uno, no pasa nada. Entonces, ¿qué quiero decir con todo esto? Que las crisis son necesarias, que el sentirte perdido y abrumado también, que todo forma parte del proceso.
A veces, me entristece ver a compañeros que no ven más allá, que se han quedado estancados, que encuentran en la victimización una manera de vender, de hacer spam hasta la saciedad, sin darse cuenta de que así, no se hacen las cosas. Luego se bloquean, se saturan todavía más y muchos se quedan ahí.
Lógicamente, son decisiones e igual de respetables, hay quién se harta y no ve más salida que irse de forma definitiva, o hay quién vuelve tras un tiempo. Pero es en este momento donde entra en juego la gestión emocional. Tomes la decisión que tomes, es importante que te liberes de una forma u otra, porque si te liberas, es la clave. Es necesario tomar medidas para cuidarnos y encontrar estrategias para descargar la tensión acumulada.
Siempre hablaré del autoconocimiento como parte fundamental de este proceso, ya que es necesario saber sobre nuestras emociones, reconocer cuándo nos sentimos saturados o bloqueados y, ante todo, localizar las razones que hay detrás de estas emociones. Como recomendación, puedes llevar un diario emocional contigo, hablar de esas emociones con tu red de apoyo e incluso, pedir ayuda, son pasos que pueden servirnos para avanzar en estas situaciones. Incluso, podemos establecer límites, pedir que no hablen de ciertos aspectos, evitando la sobrecarga y buscar un equilibrio en la crisis.
Además del autoconocimiento, tomar descansos es válido y necesario. Darnos tiempo libre y desconectar de las responsabilidades, puede darnos una nueva visión hacia nuestro trabajo y cómo queremos enfocarnos. Una compañera de letras, hace poco, me dijo que el descanso es también creativo, nos ayuda a respirar, a escucharnos y recargarnos.
Y, por supuesto, sostenernos gracias a nuestra red de apoyo. Esta red nos ofrece una oportunidad para poder conectar con nuestros compañeros, compartir experiencias y ver que todo no es tan caótico como aparenta, hallar la claridad, recibir comentarios constructivos o consejos y, sobre todo, encontrar un espacio que puede llegar a reconfortarnos y cultivarnos gracias a nuevas conexiones.
En definitiva, la gestión emocional nos puede ayudar a:
- Reconocer qué nos sucede y encontrar el origen de bloqueos y/o saturaciones emocionales.
- Conocernos y practicar el autocuidado, estableciendo límites y buscando apoyo en nuestra comunidad.
- Darnos el espacio y el tiempo necesarios para emprender nuevos caminos y no desmerecer por los que hemos andado.
- Apreciar nuestra fortaleza y cultivar la resiliencia, viendo que todo lo que necesitamos, está ya en nuestro interior, pero también necesitamos de los demás.
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