Estas dos palabras me hacen rememorar recuerdos difusos, borrosos, casi inalcanzables.
Hace unas semanas vimos en casa El planeta del tesoro, una película de Disney que ha pasado más desapercibida que otras, pero que tienen una visión profunda de la amistad, del cambio de uno mismo y de cómo el amor puede cambiar todas nuestras prioridades.
¿Qué sabrán del mal y el bien? Yo no soy lo que ves, dice su canción principal.
Y sobre la idea que subyace en esa película, el perseguir un sueño que se tiene desde muy pequeño, surge esta publicación.
Últimamente veo que todas las personas que queremos hacernos un hueco en el sector literario o artístico nos vemos atrapadas en una espiral de aparente productividad que nos esclaviza. Las redes sociales nos obligan a crear continuamente a cambio de mostrar una mínima parte del talento que esconden nuestras obras. Nuestros sitios personales se pierden en un sinfín de contenido, muy bueno en su mayoría, que hace muy complicado que lo nuestro destaque. Pero seguimos intentándolo. Seguimos aquí.
Estas palabras van por esas personas que no se rinden, aún sabiendo que lo tienen muy difícil. Y que, a pesar de saber que los medios de comunicación digitales actuales hacen lo posible por enterrarnos bajo un manto de contenido vacío, no abandonan. Siguen aquí.
Ojalá yo tuviese la mitad de decisión que esas personas a las que sigo y valoro por su pasión y tenacidad. Ojalá yo pudiese seguir el ritmo de mis ideas y materializar todo lo que ronda mi cabeza.
Llevo tanto tiempo sin escribir nada nuevo: ningún poema, ningún relato, sí quizá algún haiku esporádico. Llevo tanto tiempo sumido en el encorsetamiento de lo lógico, que me cuesta sentarme ante el abismo de un folio en blanco. Y no es que no tenga ideas o ganas de crear y compartir. Solo me falta la chispa que desencadene todo eso.
Y así, mientras espero esa pequeña detonación que me invite a lanzarme a dar forma a todo lo que tengo en mente, el tiempo pasa y siento que desaparezco. Y en ese desvaneciente proceso de mi yo creativo, me voy sintiendo más yo, más real que nunca. Puede que solo sea una etapa, o simplemente necesite volver a conectar mi yo más humano con esa parte de mí que quiere crear más allá de mis posibilidades.
Hoy también te escribo a ti, compañera o compañero de las letras. Te escribo para agradecerte todo lo que haces por la literatura, por no abandonar tus ideas, por hacer crecer todo un mundo a base de tiempo, esfuerzo, sudor y lágrimas. Te escribo para invitarte a no rendirte, a que des un paso al frente y repitas conmigo: Sigo aquí.
Muy pronto, espero poder compartir contigo alguno de mis nuevos proyectos. No daré fechas. Porque pronto puede ser un par de días, semanas o meses. Y sin embargo, pronto volveremos a leernos, volveremos a compartir ilusión y seguiremos creando juntos, para hacer un poco mejor todo cuanto nos rodea.
Deja una respuesta