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Las ventajas de ser un marginado

Las ventajas de ser un marginado (2012) es una película dirigida por Stephen Chbosky —autor a su vez del libro homónimo—, y protagonizada por Logan Lerman (Charlie), Emma Watson (Sam) y Ezra Miller (Patrick). Michael Brook se encarga de dar música a este filme, creando una atmósfera frágil y delicada, e incluyendo además canciones populares de las últimas décadas del S. XX.

La historia nos narra el primer año de Charlie en el instituto, centrándose en ciertas adversidades vinculadas a sus traumas del pasado. Por ello, es interesante destacar el papel que juegan sus nuevos amigos, Sam y Patrick, ya que funcionan como alivio psicológico para el mundo mental de Charlie.

«Querido amigo»

Las ventajas de ser un marginado es una película más bien sencilla a nivel técnico y fotográfico, pero a mi juicio presenta ideas muy potentes y bien ejecutadas. Las dimensiones desde las que se abordan ciertos temas ayudan a cualquier espectador a identificarse con los sentimientos y emociones de los protagonistas, ya que la humanidad en los personajes —gracias también a la ayuda de sus interpretaciones— atrapa por igual a jóvenes y adultos, e invitan a la reflexión y al aprendizaje.

En primer lugar, no se debe olvidar que la película es la adaptación de una novela epistolar; por ello, Charlie nos habla directamente usando voz en «off», como si fuésemos los destinatarios de estas cartas que escribe a lo largo de la obra. Esta idea nos hace comprender su mal estado de ánimo, y su necesidad de tener amigos que le hagan sentir vivo, le escuchen, y no le juzguen. También hay que tener presente que la película juega con otra obra de ficción conocida: The Rocky horror picture show, construyendo un escenario con elementos «metafílmicos»; es decir, que aluden al cine desde la propia película de manera intertextual. Los personajes de esta nueva obra son el reflejo de ellos mismos, siendo Charlie (Rocky en la ficción) el objeto de deseo sexual de Sam (Janet), o Patrick una persona que necesita expresarse, haciendo el papel de Tim Curry (Dr. Frank- N-Furter en la ficción).

«Aceptamos el amor que creemos merecer.»

Sin embargo, es la relación platónica entre Charlie y Sam lo que se construye y desarrolla a través de la película, sirviendo de columna vertebral en la que ésta se fundamenta, y desde la que nacen la mayoría de subtramas. Charlie idealiza a Sam, y pone sobre ella una serie de expectativas de las que nuestra protagonista no puede hacerse cargo. Por su parte, Sam se enamora de Charlie, pero se ve envuelta en otra relación amorosa con dinámicas tóxicas —esto debido a diversos traumas por abuso—.

«Don’t dream it, be it. »

Por otra parte, quizá el segundo tema más interesante de la película sea el desarrollo de la sexualidad y los roles de género. El filme usa la obra The Rocky horror picture show como reflejo de la identidad y el deseo. Patrick es quizá el personaje que más ligado se encuentre a este tema, ya que mantiene una relación homosexual con Brad; un chico de su instituto que, debido a las creencias religiosas de su familia y su miedo por el juicio externo, decide llevar esta relación en secreto.

Así, el teatro sirve como herramienta y escaparate para la canalización y expresión de los sentimientos más profundos; es un espacio donde la realidad y la ficción se entremezclan y juegan con lo políticamente correcto. El drama y la comedia exaltan las figuras glorificadas y a la vez patéticas de los protagonistas, dejando a los espectadores con un sentimiento agridulce.

«Debes aprender a participar.»

Otra idea que expone la película —a mi parecer digna de mención— es el afecto y simpatía que se desarrolla entre Charlie y su profesor de literatura inglesa, el Sr. Anderson (Paul Rudd). Esta relación enseña una conexión a nivel intelectual entre personas que se reconocen y respetan. Además, se da de forma única y genuina, ya que a pesar de no ser tan cercana como una amistad, el Sr. Anderson ayuda a Charlie desde la experiencia y la sabiduría, marcando para siempre la vida del personaje.

«Somos infinitos.»

Finalmente, la película cierra con una reflexión cargada de significado clásico, pero reconstruida desde unas coordenadas contemporáneas. Los antiguos «memento mori» y «carpe diem» aparecen como tópicos para cerrar el filme, recordando la mortalidad del ser humano y la fugacidad de la vida. La voz en «off» de Charlie lee la última de sus cartas, despidiéndose del espectador y ayudándole a entrar en catarsis. La película nos conduce alegóricamente por el interior de un túnel lleno de luces, donde Charlie nos recuerda que, en este momento, somos infinitos.

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