Si un haiku se descompone al cerrar los ojos, no es un haiku

Imagen: «Cat on a poach» de Obata Chihura.

Durante los últimos años, desde que empecé a compartir y enseñar haiku en esta plataforma, redes sociales y el taller de haiku que organizamos, me es muy frecuente encontrar poemas que acompañan a una imagen, en un intento de componer un haiku que la describa. Sin embargo, si elimino la imagen de la ecuación, el poema se desmorona, carece de sentido por sí mismo. De ahí esa afirmación de «si un haiku se descompone al cerrar los ojos, no es un haiku».

Con esto, quiero decir que el haiku por sí mismo tiene que ser lo suficientemente consistente y robusto como para poder transmitir una imagen nítida sin necesidad de nada más.

Uno de los estilos de pintura japonesa más vinculado al haiku es el ‘haiga’, que de forma muy simple nació como un grabado o dibujo que se realizaba para acompañar a los primeros hokkus y haikus. Con el tiempo, y también con el avance de la tecnología, también se suelen acompañar haikus con fotografías.

Supongo, esto es lo que ha provocado que se tornen los papeles y se considere primero la imagen y después el verso. Y es normal porque, ¿qué forma más sencilla tenemos de encontrar inspiración que dejarnos llevar por las excelentes fotografías que se nos presentan en la red?

Por eso, quería escribir este breve artículo, para poder compartir contigo este pequeño detalle, con la esperanza de que tus intentos de haiku no acaben convirtiéndose en un simple pie de foto.

Si tuviese que recomendarte la lectura de algún autor en este momento, te diría que echases un vistazo a la obra de Buson, quien era capaz de encerrar en sus versos imágenes y detalles muy visuales. Un gran maestro de haiku que era capaz de pintar con sus palabras.

Publicado por Antonio J. Ramírez Pedrosa

Creador y promotor de Un cuaderno en blanco. Escritor de silencios.

2 comentarios sobre “Si un haiku se descompone al cerrar los ojos, no es un haiku

  1. J. Ramírez Pedrosa, gracias por compartir este texto. Estoy de acuerdo en que el Hayku , es en si mismo, algo más que un poema que surge a través de la imagen. El Hayku debe tener su propia identidad. En principio, si que nos inspiramos en algo que nos conmueve, pero la emoción, como todo, es fugaz. Al menos yo lo veo así. «Si ese instante, prendido de un hilo, pudiera labrarlo en un tosco tapiz, que llevara mi impronta a lo lejos. hacia un mundo que no tiene fin» Gracias, de nuevo. Un saludo.

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