Mi mundo se me hace pequeño.
Tanto
que desearía ser diminuto
como esa imagen de mí
que puedo ver en tus ojos.
Sentirme pequeño
para que tu voz me haga vibrar
por completo,
para que tu risa
me ensordezca;
poder enredarme en tu pelo,
sentarme en tu hombro
y ver el mundo
como lo ves tú.
Quiero ser pequeño para
sentir la vibración del suelo
en los días de lluvia,
para que el ruido de un trueno
me abrace fuerte el corazón…
Desearía ser tan pequeño
para poder descansar bajo la sombra
de esas plantas de grandes hojas verdes.
Más pequeño, incluso,
para dormir bajo esas flores
que nunca comprarás.