,

Aún dormía cuando
llamaste a mi puerta.

No esperaba a nadie,
no tenía por qué esperar.

Abrí,
aún con el sueño 
en mis ojos.

Quedé paralizado
por tu mirada.

Mi corazón latía
con fuerza,
desbocado por tu sonrisa.

Ese brillo en tus ojos oscuros
me hacía sentir único.

Separados por una barrera
invisible,
inexistente
formada por una puerta
que ya no estaba.


entraste en mi casa
y en mi vida.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Comments (

0

)

A %d blogueros les gusta esto: