Leí una habitación propia de Virginia Woolf hace unos años y hace unos días he decidido volver a empezarlo. Verano, más tiempo, ganas de encontrar buenos textos, todo se ha unido para la relectura. No se trata de una novela, Una habitación propia es un ensayo basado en una serie de conferencias que Woolf desarrolló en 1928 en el Newnham College y el Girton College de la Universidad de Cambridge, ambas entidades femeninas.
La premisa básica en la que podemos decir que se basa el ensayo entero es la siguiente:
Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela. He faltado a mi deber de llegar a una conclusión acerca de estas dos cuestiones; las mujeres y la novela siguen siendo, en lo que a mí respecta, problemas sin resolver.
Virginia, a partir de ahí, hace preguntas muy necesarias, preguntas que hoy, casi un siglo después, siguen vigentes:“¿por qué era un sexo tan próspero y el otro tan pobre? ¿Qué efecto tiene la pobreza sobre la novela? ¿Qué condiciones son necesarias a la creación de obras de arte?” Habla así de la presencia de la mujer en la literatura y en la vida, el ensayo hace un recorrido por la historia literaria de la mujer y reivindicar la necesidad de que sean admitidas en una cultura en la que era practicamente imposible lograrlo en la sociedad inglesa en la que vivía.
Trata temas tan interesantes como el hecho de que las mujeres siempre fuéramos apartadas del mundo de la escritura, recuerda que nunca lo hemos tenido fácil y que, mientras no logremos el mismo status económico que los hombres, no podremos jamás preocuparnos solo de escribir. Recordemos cómo era habitual que en las familias se privase a las niñas de la educación que sí se daba a los niños. En España esto era así hace solo unas décadas. Así es imposible que hubiese el mismo número de escritoras que de escritores.
Hay que tener quinientas libras al año y una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir novelas o poemas.
¿Metafora? ¿Realidad cruda y dura? Creo que, tratando temas tan materiales va mucho más allá, sus ideas engloban mucho más. La imagen de esa habitación propia nos da para entender todo lo que la autora quiere decir.
La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no solo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos.
El ensayo nos enseña todo lo que hemos avanzado en la búsqueda de la igualdad, centrándose en el tema de la literatura, y nos deja ver todo lo que nos queda por conseguir.
Creo que es un libro que todos deberíamos leer mínimo una vez en la vida, al menos todos los que amamos la literatura y lo que la rodea. Además, es un ensayo corto, ligero y divertido, porque Virginia Woolf tiene un humor de lo más peculiar y brillante. Y hay ediciones preciosas por ahí, como esta de Austral.
Cierra con llave tus bibliotecas, si quieres, pero no hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.