Una taza de café
es más que suficiente
para olvidar la lluvia
a pesar de los pies mojados
y del frío que sube
hasta rozarme la nuca.
Sobre el cristal
diminutas gotas aúnan
la luz de la calle
con el reflejo de tus fotos.
El silencio
late entre mis manos
dentro de esta taza blanca
que solo contiene el recuerdo amargo
de tu voz hecha espuma.
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