El destello y el color se reflejaba en tu rostro y dejaba un brillo pasajero en unos ojos que apenas parpadeaban.
El estruendo posterior nos hacía vibrar, a la vez, y se acababa apagando en nuestro pecho.
Aquella noche, la luz de los fuegos artificiales brillaba más hermosa en tus ojos que en el cielo.
Muy apasionada historia ⭐🍀
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por tu comentario.
Me gustaMe gusta