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ROMERÍA (2025)

Por Alejandro L.G


Carla Simón es una directora y guionista de cine. En su ópera prima “Verano, 1993” (2017), donde nos recreó su niñez al cuidado de sus tíos, cosechó buenas críticas y se alzó con varios premios, entre ellos el Goya a la Mejor Dirección Novel. Años más tarde, y dos cortometrajes de por medio “Después también” (2018) y “Carta de mi madre para mi hijo” (2022), hizo historia con “Alcarrás” (2022), la historia de una familia a través de tres generaciones de agricultores inspirada en su familia materna y por la que se llevó el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Ahora llega con “Romería”, con la que cierra este ciclo de trabajos en los que retrataba su propio pasado contando la historia de la familia de su padre para contar la relación de sus padres, ambos heroinómanos que fallecieron entre los 80 y 90 a causa del sida.

En la nueva película de Simón, Marina es una joven que llega a Vigo para arreglar un error en el certificado de defunción de su padre, que necesita para poder acceder a una beca de estudios. Durante el proceso burocrático pasa unos días con su familia paterna a la que no conocía. A través de ellos, Marina intenta averiguar quiénes fueron sus padres y la historia de amor que tuvieron, pero tendrá que enfrentarse a un secreto que la familia parece querer guardar celosamente y descubrirá que la historia que le habían contado sobre sus progenitores no eran del todo ciertas. En dos de sus trabajos anteriores, los cortos “Después también”(2018) y en “Carta de mi madre para mi hijo” (2022) ya trató algunos de los temas de “Romería”: el estigma social del VIH y la historia de una mujer que tiene que imaginar como fueron sus progenitores, fallecidos cuando ella era pequeña.

A través de saltos temporales entre el verano de 2004 y la década de los 80, y con un tono muy realista combinado de forma magistral con el mundo onírico, Simón nos cuenta un retrato íntimo y a la vez social que es la crónica de una tragedia familiar que lo fue también el de una toda una generación (marcada por la adicción y la enfermedad), y de la vergüenza por el estigma en un periodo triste en la historia de España, y lo hace sin caer en el exceso ni en la romantización. “Romería” es una revisión de un periodo que en general tendemos a recordar de una forma muy edulcorada, olvidando que en esos años la droga se llevó por delante muchas vidas. Un tema que en el cine español ha sido pocas veces retratado, casi siempre en el llamado cine quinqui.

Con esta, su tercera película, Carla Simón cierra un ciclo en el que se ha entrado en su propia vida y en la que ha indagado en sus orígenes. Como ya hizo hace años Roberto Rossellini en “Stromboli” (1950), Simón cuenta en “Romería” un viaje de descubrimiento de sus raíces centrándose en el pasado de su padre. Vemos guiños a las historias que retrató Carlos Saura en los años 60 y a las películas de cine quinqui de los 70. La historia transcurre a modo de diario, dividida en cada uno de los días Marina pasa en Vigo en el que vemos como se siente la protagonista, todas las dudas que le surgen y las ansias por descubrir quienes eras sus padres; a su vez tenemos otro diario, el personal de su madre, que la protagonista lee. Carla Simón combina el realismo (el diario de la madre) con el relato subjetivo (los dilemas y los interrogantes de la protagonista) para llegar a un punto en el que recrea recuerdos no vividos que construye a través de los relatos de su madre y lo que descubre a través de la familia de su padre. La película no se queda en un relato melancólico juvenil, sino que nos muestra un pasado traumático de forma cruda, pero sin renunciar a mostrar también la visión optimista y vital de una generación que fue aplastada por la adicción a la heroína. El filme también logra capturar la esencia de la vida rural y sus tradiciones a través de la mirada personal e íntima. Romería refleja la festividad y la cultura de una pequeña comunidad, lo que permite al espectador sumergirse en un universo muy particular, con un estilo casi documental.

Destaca la naturalidad de la joven pareja protagonista: Llúcia García y Mitch que debutan en esta película y están bien acompañados por los adultos, en concreto por Tristán Ulloa, Míriam Gallego, Jose Ángel Egido y por Alberto García. El trabajo de fotografía a manos de Hélène Louvart, juega con formatos diferentes. Desde la imagen nítida con del viaje de la protagonista, pasando por el grano cuando vemos el pasado imaginado de los padres hasta las imágenes que la protagonista (aspirante a cineasta) graba con su cámara de vídeo casera.


Lo mejor

Podemos confirmar que Carla Simón es una de las autoras españolas más interesantes de nuestro cine reciente.

Lo peor

Un ritmo lento que no atrae a todo el mundo.

Nota personal: 8/10.

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