Por Alejandro L.G

Desde el estreno de “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” (1980) y a lo largo de sus más de veinte películas, Almodóvar se ha convertido en uno de los nombres propios más importantes de nuestra industria. No fue hasta su séptimo filme “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1988) cuando alcanzó la fama y el reconocimiento internacional, alzándose con 5 Premios Goya, y también fue premiado en Venecia (a Mejor guion) y consiguió su una nominación al Globo de oro, al BAFTA y al Oscar (Mejor película de habla no inglesa, lo que hoy es Mejor película internacional), que no se llevaría hasta once años después con “Todo sobre mi madre” (1999). Durante su trayectoria ha recibido en varias ocasiones la oportunidad de trabajar en Hollywood y ha estado a punto de realizar películas en inglés otras tantas veces, pero no llegaron a producirse por diversos motivos. Aun así su carrera siempre ha tenido una proyección internacional, siendo premiado en diferentes festivales internacionales. Ya en pandemia se embarcó con un cortometraje en inglés, con Tilda Swinton de protagonista “La voz humana” (2020), y posteriormente con “Extraña forma de vida” (2023) junto con Pedro Pascal y Ethan Hawke. Este 2024 ha presentado en Venecia, por fin su primera película en inglés, donde ha contado de nuevo con Tilda Swinton acompañada por Julianne Moore, John Turturro y los españoles Juan Diego Botto, Vicky Luengo y Raúl Arévalo.

En esta nueva película, Ingrid, una novelista, y Martha, reportera de guerra (Moore y Swinton respectivamente), son dos viejas amigas que se reencuentran cuando la primera se entera de que la segunda padece un cáncer terminal. Martha le pedirá que le acompañe es estos últimos momentos Con el uso de varios flashbacks se nos cuenta el pasado de Martha (quizás la parte más floja de la historia), tanto profesional como la relación con su hija con la que no se habla desde hace tiempo. Almodóvar cuenta para ello con dos de las grandes actrices actuales que consiguen un gran duelo interpretativo. La muerte y la maternidad han sido dos de los temas más recurrentes en la carrera de Almodóvar bien en sus inicios, en los años 80, donde los abordaba desde el melodrama más exacerbado en “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” (1984), “Matador” (1986) o “Tacones lejanos” (1991), pasando al drama más seco e intenso que nos encontramos a finales de los 90 en “Todo sobre mi madre” (1999), y posteriormente en “Hable con ella” (2001), “Volver” (2006) o“Julieta” (2016). En esta nueva película “La habitación de al lado”, que es una adaptación del relato “¿Cuál es tu tormento?”, de la escritora Sigrid Nunez nos habla de nuevo de ambos y de la amistad entre mujeres, que como es habitual en el universo almodovariano, siempre se cuidan y se cubren entre ellas ante el mundo.

“La habitación de al lado”, es un filme conciso donde Almodóvar abandona un reparto coral de otras películas y se centra en las dos mujeres protagonistas durante buena parte de la película. Para dibujarnos el mundo de esta nueva historia, el manchego, como ya ha hecho en otras ocasiones, vuelve a ofrecer una mirada mejor que la realidad para mostrarnos este alegato a favor del derecho a una muerte digna, el motor dramático de la película. “La muerte no debería ser sucia, cruel, lenta y dolorosa”, es la frase que dice en un momento del filme, Martha, el personaje de Tilda Swinton, cuyo deseo es morir antes de convertirse en la sombra de lo que fue. Almodóvar apuesta por ese deseo/derecho que por desgracia aún no es posible en muchos países, como por ejemplo EE. UU. Y enfoca la muerte desde dos puntos de vista, por un lado el miedo a la misma, y por otro lado el de la aceptación cuando uno ya no quiere seguir sufriendo y quiere poder decidir el final y la manera de irse.

La gran fotografía de Edu Grau y sobre todo el excelente la música de Alberto Iglesias, que se adapta a cada situación: suspense, nostalgia, ternura, tristeza, por las que pasan los dos personajes. El trabajo entre ambos nos ofrece momentos de gran belleza visual. En general, el conjunto, consigue contar una historia dura que emociona sin necesidad de meter el dedo en el ojo, como en la escena las protagonistas ven nevar a través de una ventana en Nueva York.

Como es habitual en el cineasta, el film tiene muchas referencias culturales de artistas y películas que le gustan o que de alguna forma le han influido en su vida, como “Dublineses” (1987) de John Huston, el cine de Douglas Sirk (melodramas en los que se ha inspirado antes), los dramas femeninos de George Cukor e Ingmar Bergma, y de forma más explicita la mención a la pintora Dora Carrington y a su historia de amor y de muerte, las comedias del cine mudo de Buster Keaton que ven en la televisión las protagonistas, la imponente fotografía de unas mujeres enlutadas de la artista Cristina García Rodero y nuevamente la pintura de Edward Hopper.

Para los amantes del director manchego, que a sus más de 70 años nos ofrece, una intensa historia para reflexionar sobre nuestro mundo y que demuestra la fuerza que aún posé el directo que se ha arriesgado a rodar en otro idioma, reto que ha superado bastante bien. Puro Almodóvar.

Nota personal: 8/10.