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ANATOMÍA DE UNA CAÍDA (2023)

Por Alejandro L.G

Justine Triet es una directora y guionista francesa. Ha realizado varios documentales entre el 2007 y 2010. En el 2012 dirige su primer largometraje de ficción “Vilaine fille mauvais garçon”. Este año ha dirigido “Anatomía de una caída” su quinta película con la que está obteniendo muy buenos resultados en taquilla. Elogiada por la crítica cuenta con un buen puñado de nominaciones (Independent Spirit Awards, Satelite Awards, Critics Choice Awards, Críticos de Chicago, Críticos de Boston) y se ha llevado varios premios, como la Palma de Oro en Cannes, 5 estatuillas en los Premios de Cine Europeo, Asociación de Críticos Norteamericanos, Asociación de Críticos de Los Ángeles. En los próximos Globos de Oro va con 4 candidaturas, 1 en los Goya y es muy probable que se cuele en alguna categoría de los Oscar, a pesar de que no es la candidata a representar a Francia este año.

La directora nos propone un intrincado juego en clave de cine judicial, al estilo “12 hombres sin piedad” (1957) donde lo más importante no es ¿quién lo hizo?, sino todo lo que hay alrededor. La cosa va de un matrimonio de escritores, Samuel y Sandra, él francés y ella alemana, que se han trasladado a vivir a un pueblo de los Alpes en Francia en un intento de dejar atrás frustraciones y rencillas del pasado. Comenzamos la historia con un incómodo episodio, donde vemos ya con claridad que no estamos ante un feliz matrimonio. Tras esto, Daniel, el hijo de ambos (con problemas de visión) sale a dar un paseo con su perro guía. A la vuelta, el crío encuentra el cuerpo de su padre sin vida, a los pies de su casa, y dentro de esta solo se encuentra su madre. Lo que en un principio parece un accidente, pronto se descarta; la manchas de sangre, los golpes que presenta el cuerpo no parecen solo producto de la caída, la posición del cuerpo, algunas teorías empiezan a tirar contra la única persona que estaba en la casa en ese momento, la mujer ¿Estamos ante un asesinato? ¿Quizás un suicidio? A partir de aquí la directora utiliza el juicio contra Sandra para ir diseccionando, no solo lo relacionado con la muerte de Samuel, sino todo lo relativo al matrimonio, a su dinámica y los roles de cada uno, quedando expuestos ante todos, tanto el espectador como los asistentes al juicio, todas sus debilidades, sus frustraciones, los resentimientos, y las heridas del pasado que no han sido resueltas aún y vemos como todo ello les consume no solo a ellos de forma individual, sino como pareja y obviamente como afecta a su hijo, el tercero en discordia.

La historia no recurre a los grandes giros de guion que te dejan planchado frente a la butaca para la resolución del caso sobre la muerte de Samuel, como suele abundar en las tramas tipo whodunit. Aquí no encontramos sobresaltos, la trama sigue un curso lógico y realista, pero ello no quita ritmo a la historia y mantiene igualmente en vilo al espectador. Triet, junto con Arthur Harari, crea un guion muy equilibrado, en el que consiguen una sólida trama central, en el que todos los elementos están puestos en el sitio adecuado para ir revelando al espectador poco a poco todo el contexto familiar mientras vamos descubriendo los rasgos de la personalidad del matrimonio. La película así nos muestra como las personas más cercanas a nosotros, con quienes compartimos nuestro día a día, pueden tener una faceta totalmente opuesta a la imagen que tenemos de ellos.

En cuanto a las interpretaciones, destaca por encima del resto Sandra Hüller, que está excelente y ya ha sido premiada en varios festivales, en un papel muy intenso como Sandra Voyter, la protagonista de la historia.

Completan el reparto Swann Arlaud, como el abogado de Sandra, Samuel Theis, como el marido, y Milo Machado Graner, que interpreta al hijo, que tiene un par de escenas en donde llega a emocionar al espectador.

En los apartados técnicos tenemos una puesta en escena correcta, que junto con la fotografía utiliza el paisaje nevado como símbolo de la relación entre la pareja, acompañado de un montaje (premiado varias veces) en el que nos muestra, mediante elipsis y de una forma original, detalles que ayudan al espectador a conocer detalles de los personajes. En cuanto al empleo de la música, es breve a lo largo de la historia, pero usada con mucho tino, como en la canción que suena en la primera escena y que vemos en varias ocasiones a lo largo del filme.

Una muy buena película de intriga, que a pesar de su tono, claramente autoral (muy europeo), muy cruda e intensa, es muy recomendable y puede gustar a casi todo tipo de público que se atreva a darle una oportunidad.

Nota personal: 8/10.

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