Por Alejandro L.G
Un ser neurótico, maniático, hipocondríaco, inteligente, muy divertido, y lo suficientemente feo y lo suficientemente bajito para triunfar por sí mismo. De sobra es conocida la figura de Woody Allen, director, guionista, actor, productor, escritor y músico neoyorkino. Desde los años 70 ha realizado un buen puñado comedias, entre las que destacan: “Annie Hall” (1977) película que le valió 4 Oscar, “Manhattan” (1978), “Zelig” (1983), “La rosa púrpura de El Cairo” (1985), “Misterioso asesinato en Manhattan” (1993), “La maldición del escorpión de jade” (2001), “Si la cosa funciona” (2009) y “Midnight in París” (2011). Aunque este ha sido su género predilecto y por el que más se le conoce, no se pueden olvidar alguna de sus películas dramáticas, entre las que encontramos: “Interiores” (1978), “Septiembre” (1987), “Delitos y faltas» (1989), “Match point” (2005) considerada por muchos su última obra maestra y “Blue Jasmine” (2013). Desde hace un tiempo Woody Allen ha salido de su Nueva York natal para ambientar algunas de sus historias, como esta última, la número 50 de su carrera, en la que traslada la acción a París en “Golpe de suerte” rodada enteramente en un idioma que no es el inglés, en francés.

Allen vuelve a recurrir al tema del azar, que ya tocó en alguno de sus mejores películas (como las ya mencionadas “Delitos y faltas” y “Match point”) y de cómo este va moldeando nuestro destino, por otro lado, tenemos sus obsesiones, como siempre la infidelidad, la muerte y el crimen que están presentes en esta mezcla de géneros (algo que tampoco es nuevo en el director) en el que no podía faltar su sentido del humor, seña de identidad del autor, que casi siempre aparece en sus trabajos. “Golpe de suerte” es una comedia, pero también es drama, es un romance y un thriller, todo perfectamente combinado para contarnos esta crítica de la alta sociedad parisina donde se mueven nuestros protagonistas.

La trama gira en torno a una mujer joven, Fanny (Lou de Laâge) casada con un hombre de éxito algo dominante, Jean (Melvil Poupaud). Un día, por casualidad, Fanny se encuentra con un antiguo amigo del instituto, Alain (Niels Schneider), un artista bohemio con el que comenzará una aventura amorosa. Entre los papeles secundarios tenemos a Valerie Lemercier interpretando a la suegra fisgona, con un personaje muy simpático. La historia comienza con este encuentro casual, en el que poco a poco vamos entrando en fango y la historia de amor no tardará en tornarse en tragedia. Poco ha necesitado Woody Allen para contarnos sus historias, basta con su ingenio y su sentido del humor para colarnos en su mundo. En esta, con apenas cuatro personajes, nos propone una historia insolente y desaprensiva, pero también es un relato romántico y costumbrista, en la que nos muestra la hipocresía de una aburrida alta sociedad.
Como es habitual en las películas de Allen el guion es con diferencia su punto más fuerte, un guion muy bien escrito, con unos diálogos ácidos y llenos del ingenio que le caracteriza. La fotografía corre a cargo del mítico Vittorio Storaro que nos muestra un bello París otoñal que le dan ese toque especial a la ciudad, donde poder mostrar tanto esos ambientes de clase alta como el ambiente intelectual y bohemio en los que siempre se mueven las historias del neoyorkino. En el apartado musical, como siempre, recurren al tan admirado jazz que le han acompañado casi siempre a lo largo de su carrera y que ya son otra marca de la casa.
“Golpe de suerte” es una película entretenida y muy agradable de ver, no es como las comedias descacharrantes de sus primeros films, aquí el director juega más con un tono irónico, incluso con un puntito de mala leche, pero te mantiene con una sonrisa durante todo el metraje. Lamentablemente, podría quedar en esa catalogación de película menos del cineasta, pero si realmente estamos ante su último film, como se viene anunciando, sin ninguna duda es una muy buena despedida tras la cámara para un cineasta que nos ha entregado tan buenos momentos en una sala de cine, aunque desde hace unos años haya perdido mucho fuelle y haya dado más de un patinazo.

Nota personal: 7/10.
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