¿No resultaría extraño,
artificial, quizá,
que esos grandes bloques
de hormigón y metal
se contonearan al viento
como aquellos árboles
a los que sepultaron?
He perdido tantos atardeceres
ocultos tras las sombras
de la ciudad que,
a veces,
fantaseo con edificios que se quiebran
y caen a los pies del horizonte
y de un sol que se va.
¿No resulta extraño
buscar la belleza efímera de las cosas
destruyendo la realidad?

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