A veces, se me hace extraño
mirarte
y ver
cómo lo coges
en tus brazos
con esa ternura tan propia
de una madre
mientras susurras
inaudibles canciones
que hablan de vosotros dos.
Me estremece el lejano murmullo,
la sutil y evanescente caricia
que se disipa en su frente
después de cada beso,
el silencio que creáis.
A veces, se me hace extraño
mirarte
y ver
todo eso,
como si no recordase quién fuese antes
ni aquello que nos ha traído
a donde estamos ahora.
Me sorprendo en mi desinterés
hacia todo
lo que no sois vosotros.
Y como si creaseis
una fuerza más intensa
que la de mil océanos sobre la luna
me veo, a veces,
absorto en un momento
que dura un instante.