En el reflejo de la pantalla, pasan las sombras negras.
Las libélulas revolotean en el lago mientras se aparean.
En la tierra se encuentra enterrada; la moneda oxidada.
Amanece; del agua tupida crece la flor de loto.
Ángel caído. La lápida alabastro. Noche estrellada.
El borracho en el contenedor gris; noche de verano.
Un día más, la ciudad (y su ruido) ciega el ocaso.
Entre luciérnagas escribo estos versos mientras llega el frío.
Luces lejanas. Diminutas luciérnagas tras la pagoda.
Tras el ocaso se vuelve más nítida la voz del viento.
Grita un niño tras matar con sus manos a dos avispas.
Voy caminando entre cardo vulgar; senda morada.
En este mar, lleno de peces y algas; el agua es fría.
Humilde y austero con su guitarra en mano; bajo la sombra.
En aquel campo, los girasoles buscan la luz solar.
Entre las hojas florece una flor blanca. El sol se esconde.