Tierra quebrada,
—abismo incierto entre sus bordes—
donde la luz no llega,
tampoco el agua.
Puedo escuchar el correr lejano
de la lagartija,
el trinar de la cigarra
y el silencio eterno del sol.
Tierra quebrada y sin aliento,
sin labrar
y cubierta de hojarasca,
voz de mis abuelos
y sudor de mis padres.
Una cosecha más
que parece despedirse
antes de comenzarla.

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